Perdonar

Perdonar

Durante la mayor parte de mi vida el ejercicio de perdonar me pareció difícil por no decir imposible, sentía que o bien se daba de modo espontáneo, natural o no podía hacer nada para favorecerlo y que fuese real….así sentía o pensaba.

Tiuanki siempre trabaja, siempre se desmenuza….llegó el tiempo de perdonar. En esta última semana la Vida y mis tripas hicieron que construyese una enorme rueda poniendo en su centro “Perdonar”. Vamos con el tercer día y como piezas de ajedrez los anclajes siguen activos, moviéndose, susurrando a Tiuanki lo que guardan sus tripas y como perdonar le sienta muuuy bien. No guarda Tiuanki nada que no pueda tener otro humano, quizá también a ti te sirve lo que este trabajo va mostrando.

En la Vida siempre nos toca el dolor de un modo u otro, a veces intenso, a veces prolongado….se avinagra y crece la rabia, opositora del dolor, nos pone firmes, rígidos en nuestras razones y nos ayuda con su fuerza a seguir pero dolor y rabia comienzan su lucha dentro de nosotros, el dolor quiere salir, la rabia lo quiere callar…….la guerra se instala y se propaga a nuestro cuerpo y más allá de las fronteras de la piel, a nuestras relaciones con otros, con la Vida.

Esa lucha es devastadora, va consumiendo muchas cosas pero la caída de nuestra energía y de nuestra alegría está garantizada. Observé esto y me pregunté ¿qué podía traer bienestar?, la respuesta fue “Perdonar”. Cuando el Ave del Perdón se posa en nuestro Corazón es una bendición, ese pequeño pajarillo de verde sanador nos susurra como hacerlo, como perdonar…..

  • Ver a la otra persona de modo completo, con su Luz y su Sombra, nos permite comprender.
  • No ignorar nuestro dolor, tenerlo presente y respetarlo pues el dolor siempre es una alerta que nos ha de hacer mirar dentro para ver aspectos que no vemos o que aunque los veamos no somos conscientes de en que medida nos afectan.
  • Dejar ir, dejar ir nuestro dolor, dejar ir a las personas/situaciones, dejar ir la incapacidad de perdonar.
  • En el centro de todo ello, donde la rabia creciente sembraría guerra/conflictos, poner Paz. Con ello no me refiero a sacar una bonita bandera blanca sino a buscar de modo activo nuestra Paz interior durante el proceso, cada uno a su manera.
  • Al perdonar nos hacemos libres, fuerza y alegría regresan,  estamos preparados para que nos alcance el siguiente paso de nuestro Camino  llevando dentro el valioso jugo de nuestras experiencias libre del  peso rancio que perpetúa la rabia y la lucha. 

De este modo se mostró en el trabajo un modo de perdonar, a nosotros mismos, a los demás… y se mostró que cuando llega el momento el Cielo vuelve real algo que parecía imposible, para alivio de cuerpo y alma, de ti y de mi.

Gracias por escuchar ¡seguimos!! 

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EvaTiuanki

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