Muchas mañanas mis pies me llevan a la playa. En un punto me paro y suelto la vista. Tres grandes franjas ante mi, Tierra, Agua y Aire.
Mis ojos van de modo automático a la Tierra, se posan una y otra vez en sus diferentes elementos.
El Agua los atrae también, diría yo de modo hipnótico, el movimiento y el sonido se suman, la vista puede perderse en el Agua de modo indefinido. Pero el Aire….solo lo miro si me lo propongo, resuena en mi interior “una perspectiva elevada requiere Voluntad”. Mirar al Aire, mirar al Espacio Vacío donde Nada vemos y a los ojos humanos les cuesta ir.
Ante mi se coloca una gaviota reidora (excelente pescadora). Se sitúa en esa perspectiva elevada, aérea. En segundos atraviesa las tres franjas y toma la materia en forma de Pez. De nuevo se eleva. Observo y siento “una perspectiva elevada hace posible lo imposible desde otra perspectiva”.
Complicado alcanzar a ese escurridizo pez sin algún artilugio, sin pensar cómo, sin tramar. Pero siempre hay un modo de llegar al Pez que nos alimenta, de forma simple, natural, cultivando con Voluntad la elevación de nuestra mirada.
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