RONDA DE MONTE ALTO 18, CEMENTO VIVO
El martes 18 de agosto acudí con los Tambores Libres a la Torre de Hércules a las 19.30h. Justo antes fui a este lugar, Ronda de Monte Alto 18, muy cerca de la Torre….Me acompañó “el Libertario”, mi tambor negro. Nos esperaba el esqueleto de un edificio y su nueva propietaria.
La construcción se detuvo en el año 2009 por infracciones de la normativa municipal. Desde entonces permanece con sus “huesos” al aire. Ahora llega algo a este lugar, alguien lo compra y quiere una perspectiva amplia para reiniciar el proyecto.
Observar y sentir
Subimos al séptimo, la planta más alta. Quería mostrarme las impresionantes vistas a la Torre que tendrán las viviendas más altas….ciertamente era grandioso pero había más. En el frente elevado la Torre de Hércules rodeada de Cielo y Mar. A la izquierda y abajo, la vieja cárcel de Coruña. Las sentí conectadas, como una metáfora de la existencia humana que abarca Todo, desde lo más bajo a lo más excelso. El edificio quiere que esto sea reconocido y que los nuevos dueños no se polaricen, que incluyan Todo lo que se relaciona con él. Cárcel y Torre parecían unirse ante mis ojos por el símbolo del Infinito. Era bello contemplarlo. Sentí que al salir del edificio pasaríamos por la cárcel a coger algo, una piedra, para llevarla con nosotras a los Tambores Libres.
Bajando, la agresión
Bajamos al sexto y mi cuerpo no podía entrar en la zona de vivienda, me quedaba en la zona de las escaleras. Esta zona es la que dio lugar a parar la obra, los anteriores propietarios construyeron las escaleras en un lugar que debía ser respetado como patio. Esa zona quería algo, un reconocimiento del error…el sentir es que ese edificio pagaba no solo por su construcción sino por la de todo el barrio. Un lugar que en otro tiempo debió ser un espacio natural, bello, salvaje, fue cubierto de cemento de modo descontrolado. En la zona de escaleras sentí esto, reconocer a los humanos como agresores de la Tierra. Sentía la Tierra bajo el cemento, ahogada y queriendo brotar. Hice sonar a Libertario para ella y nos comprometimos a coger algo en el sótano del edificio,Tierra, para llevarla al exterior y confiar en que de nuevo fluya su fuerza.
¿Árbol o columna??
Bajamos otra planta, de nuevo nos parábamos sin poder entrar en la zona de vivienda. Sonó el Libertario y sentí, sentí al edificio mirando a la nueva propietaria, una humana, la miraba desconfiado. Le dije a ella que sintiese al lugar como algo vivo, como un igual, y que se mostrase transparente, que mostrase la persona que es. Comencé a tocar de nuevo y poco a poco fuimos entrando en la vivienda. Mis ojos en breve se focalizaron en una columna central….no veía una columna veía el tronco de un inmenso árbol. Pedí a la propietaria que así lo mirase y los dejé a solas, sintiéndose, hablándose, reconociéndose como iguales…que lo son. En aquella columna había escrita solo una cosa, una fecha. Para la nueva dueña no era desconocida, al contrario, era una fecha muy significativa, Árbol/columna y dueña quizá unidos desde hace mucho…Aquí hubo el compromiso de dibujar sobre la columna al Árbol que la habita y de tomar algo de la construcción para llevar a los Tambores Libres. Así mismo el compromiso de que una vez terminada la construcción se favoreciese la colocación de plantas en patio y zonas comunes.
Cuarto, buscando el Sol
Así como las plantas superiores pedían integración y reactivar un flujo ascendente de energía desde la Tierra al llegar al cuarto fue diferente. En esta planta la visión principal no es a la Torre y a la cárcel sino a la calle, a la ronda de Monte Alto. Sonó Libertario y llevó mis pies a una zona que parecía conectarse con tres puntos elevados en el Cielo, en diferentes direcciones, como si los tres confluyesen hacia esa zona del edificio. El sentir era llamar al Sol en su recorrido, sentirlo inundando también las plantas bajas de la construcción. Ese punto concreto parece ser su puerta de entrada y allí lucirá otro dibujo, en este caso del Sol, dándole la bienvenida.
Parecía terminar lo que la Tierra y el Edificio querían, necesitaban. Con una piedra de la cárcel, un poco de Tierra del sótano y un tornillo del edificio nos fuimos al entorno de la Torre. Se sumaron el resto de los tambores y más humanos, ansiosos de Libertad y Vida, exactamente igual que ese Edificio, esa Tierra. Doy gracias porque existen humanos así, lugares así, el Universo los une y confabula para restaurar lo intolerable.
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